miércoles, 23 de mayo de 2012

De Donkey Kong y Mario Bros al Príncipe de Asturias de Miyamoto

A la tercera va la vencida. Eso se acostumbra a decir, y eso se ha cumplido con Shigeru Miyamoto (1952, Sonobe) en la elección del Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2012. Más de treinta años dedicado al mundo de los videojuegos y siempre ligado con Nintendo, la industria del ocio electrónico seguramente no se puede entender tal y como es hoy sin este diseñador japonés tan comedido en sus palabras, con un toque reservado que contrasta con los grandes mundos que su imaginación han sido capaces de generar. No en vano, entre sus creaciones están nombres como Super Mario Bros o The Legend of Zelda. El reconocimiento del Premio Príncipe de Asturias lo es también para una industria que no ha parado de crecer y cambiar en las últimas décadas.
Con Miyamoto como uno de sus grandes protagonistas. Nacido en un pequeño pueblo de los alrededores de Kyoto, la figura más importante dentro de Nintendo tuvo en su infancia los dos elementos que han marcado su manera de entender los videojuegos. Sensible con la naturaleza, siempre recuerda las aventuras y largos paseos que realizaba por toda la vegetación que inundaba los alrededores de su pequeño pueblo, ésta fue una gran fuente de inspiración para obras que acabarían viendo la luz posteriormente en formato digital. De esas excursiones descubriendo grandes valles, bosques, cuevas y un gran lago nació el concepto que se aplicaría en The Legend of Zelda (NES, 1986). Un videojuego rompedor que ofrecía al jugador un mundo abierto para explorar de manera libre. Avanzado a su tiempo.
Shigeru Miyamoto, de Donkey Kong y Mario Bros al Príncipe de Asturias Captura de pantalla
Antes de esto, Miyamoto se hizo un hueco imprescindible en la compañía en la que entró a finales de los setenta gracias a ejecutar en formato videojuego todo tipo de influencias de otras artes visuales. Heredero de todo aquello que seguía y absorbía, del triángulo amoroso de Popeye –licencia que no consiguieron para hacer un videojuego sobre ello- y la película King Kong salió el primer gran éxito del diseñador japonés: Donkey Kong (Arcade, 1981). Un personaje, Jumpman, intentando esquivar obstáculos hasta llegar a un gran gorila que tenía raptada a una princesa.
El éxito de esta obra permitió a Nintendo tomar la delantera en los años ochenta, donde la industria sufrió una gran crisis conocida como el Crash del 84. Fracasos de consolas, microordenadores, sobresaturación del mercado y una calidad media puesta en duda hicieron tambalear los cimientos de una industria todavía verde. Uno de los giros más importantes para hacer renacer este sector estuvo ligado a la llegada de la primera consola de Nintendo, NES. Enfocada como un juguete para toda la familia. Y con la gran obra de Miyamoto: Super Mario Bros (NES, 1985). Una auténtica revolución que popularizó la consola, vendió millones en todo el mundo y dio un empujón importante a la industria. Diversión directa y sencilla, un diseño de niveles que ofrecía posibilidades al usuario para descubrir secretos y caminos una y otra vez y un mundo original nunca visto. Suficientes motivos de éxito.

Fuente: Meristation

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